Los investigadores esperan poder acceder a la ingente documentación intervenida al narcoterrorista Raúl Reyes

Policías españoles reabren en Colombia la investigación sobre el nexo ETA-FARC
EFE Chávez enseña el sable de Simón Bolívar al primer ministro portugués, José Sócrates
Policías españoles buscarán con sus colegas colombianos nuevos vínculos entre ETA y las FARC para reforzar los indicios ya descubiertos en el material informático intervenido en la operación del Ejército colombiano que acabó con la vida del narcoterrorista Luis Edgar Devia Silva, conocido como Raúl Reyes. La investigación da ahora este giro y centra su foco en Colombia ante el callejón sin salida en el que se encuentra la vía abierta con el Gobierno de Hugo Chávez. Y todo ello pese a que recientemente el director general de la Policía y de la Guardia Civil, Francisco Velázquez, se trasladó a Caracas para engrasar la colaboración del Ejecutivo bolivariano, acusado por la Audiencia Nacional de «cooperación en la ilícita colaboración de ETA y las FARC».
Nula ayuda de Chávez
Aunque a la administración venezolana se le llena la boca cada vez que habla de su plena disposición a colaborar con España, lo cierto es que sus pomposas palabras no se han materializado en hechos. Ni uno solo. Botón de muestra es Arturo Cubillas, uno de los seis etarras procesados junto a siete miembros de las FARC. Desde el pasado 1 marzo este individuo, a quien se le atribuye la organización de cursillos de adiestramiento a miembros de ETA y las FARC en la selva venezolana, tendría que estar detenido si el Gobierno de Chávez hubiera cumplido la orden de busca y captura que, a través de Interpol, cursó la Audiencia. Se van a cumplir tres meses de esa instrucción y Cubillas sigue desempeñando su trabajo de funcionario seguridad.
Más aún, desde que el 24 de febrero el juez Eloy Velasco procesara a Cubillas y a otros once miembros de ETA y las FARC, la colaboración de Venezuela con la Justicia española brilla por su ausencia. De ahí que los investigadores hayan decidido abrir la vía colombiana, aunque sin abandonar la venezolana. Se trata, en definitiva, de sumar.
En España también se han hecho esfuerzos en este sentido, aunque sin resultados positivos. Esta línea de investigación consistió en las declaraciones de un delincuente encarcelado en nuestro país que dijo tener información de las conexiones ETA-FARC. A este individuo se le interrogó dos veces, pero incurrió en tantas contradicciones que su testimonio fue descartado para abrir nuevas indagaciones.
El interés de los policías españoles en trabajar con los agentes colombianos es mayúsculo. De hecho, su servicio antiterrorista y su Policía Judicial son los depositarios del abundante material informático de Raúl Reyes. Entre otros documentos, las comunicaciones que por internet mantuvieron dirigentes de las FARC sobre los dos cursillos que 8 etarras recibieron en 2003 en campos de adiestramiento de los narcoterroristas. A cambio, ETA mostró su disposición a ayudar a las FARC a atentar en España contra políticos colombianos.
Estos son algunos de los contactos que han salido a luz, y ahora se tiene la esperanza de que en el casi oceánico material intervenido a Reyes se encuentren nuevos datos del nexo ETA-FARC. Bucear en los 39,5 millones de páginas completas escritas en formato Word que supondría el volcado del material incautado es el objetivo de los agentes españoles.
Esta investigación complementará la iniciada en octubre de 2009 cuando dos policías se trasladaron a Bogotá para tomar declaración a cuatro ex miembros de las FARC -Rubén, César, Patxo y Camilo- que fueron entrenados por etarras sobre explosivos. La organización de estos cursillos en campos venezolanos fue obra de Cubillas y en el traslado de los etarras hasta los centros de adiestramiento llegaron a intervenir miembros del Ejército venezolano y del servicio secreto.
Grupos satélites
Por su parte, las autoridades colombianas consideran asuntos de primer orden no sólo las conexiones ETA-FARC, sino también los contactos que en la actualidad mantienen los grupos satélites de ETA con los narcoterroristas. Las voces de alarma se encendieron cuando a finales de 2009 las autoridades colombianas supieron que Caracas acogió la constitución de una plataforma bolivariana con presencia de elementos de la izquierda abertzale y el apoyo expreso de las FARC. La Fiscalía colombiana ordenó la apertura de una investigación que, a día de hoy, se mantiene activa.
Uno de los dinamizadores de la plataforma era Walter Wendelin, ex cabecilla de Askapena y «cerebro» de Batasuna. En plena polémica por la investigación del juez Velasco, Chávez lo expulsó del país en un intento de lavar su imagen y compensar su falta de colaboración antiterrorista.
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